Los aviones son espacios perfectos para dibujar sin distracciones (no puedes escapar de ti misma) |
Ahora imaginemos que nos comemos un puñado de ideas cada día, nos parece que podemos con todas, se ven tan fáciles, tan apetecibles... En la euforia de un buen despertar o tras un primer café espectacular podemos incluso abrir más la mandíbula y tragar más ideas.
Luego, en la soledad del camino, me suelo atragantar con las bolas de algodón, empiezan a pesar, descubro que unas me apetecen más que otras, que no todas trazan un camino que en verdad quiera. Incluso me atrevería a decir que escupiría buena parte de ellas porque necesito más tiempo, pero me da vergüenza.
Las colecciono en cuadernos, notas dobladas entre bolsillos y bolsos diversos, notas de agenda y una imaginación que no descansa. Las aparco e incluso las olvido :-(
Aprendo a vivir con mi entusiasmo por las ideas en forma de colas de algodón, intento ordenarlas como puedo porque creo que soy capaz.
Lo que aún no he aprendido es a convertirlas en lo que tengo dentro de la cabeza, son como pequeños pichones a la espera de poder volar.
Voy a necesitar ayuda ¿Quién no?
No hay comentarios:
Publicar un comentario