martes, 17 de febrero de 2009

Descubriendo las naranjas de Sevilla + café

Boceto de un naranjo sevillano
Cada viaje que he hecho a Sevilla me ha dejado un sabor especial. En esta ocasión me enamoré de los Naranjos. Supongo que siempre han estado ahí pero no los había descubierto...
Por las calles del centro, aledaños e incluso más allá. Cientos de pequeños naranjos llenos de preciosos frutos hacen que la visita a Sevilla cobre un encanto especial.
En cualquier esquina te llega el aroma a naranja ya que caen y se desparraman por el suelo formando parte del paisaje urbano, bailando en las aceras, entre los pies de los niños o despachurradas por doquier. Serán naranjitas amargas pero endulzan el aire de esa ciudad. El último día, además, se sumó la espléndida lluvia, inundando todos los rincones, incluidos los más secretos de nuestros zapatos y bolsos, dejando a las naranjitas sevillanas cono si fueran barquitos sin rumbo. Y así, huyendo de la lluvia, acabamos tomando café y yo dibujando, juzguen ustedes mismos...
Por cierto, ya me han hecho la boca agua con los Naranjos en FLOR y la ciudad oliendo a Azahar, lo tengo apuntando en mi lista...

lunes, 9 de febrero de 2009

Flamencos en directo

Flamenco in situ
Dibujando
El vuelo para nosotros
Boceto
Hace unos meses "descubrí" que había flamencos en el sur de España, de alguna manera retomé los recuerdos de la infancia y las numerosas veces que me han llamado la atención tanto en libertad como en los zoológicos donde los he visto. Quise aprovechar ese impulso y realicé una pequeña investigación sobre estas aves, realicé bocetos y una obra que espero mostrarles en breve, además me apeteció mucho conocer las marismas donde habitan temporalmente, al sur del país, en Fuentepiedra y/o Camposoto. Empecé así un camino de búsqueda de imágenes, reales y gráficas, de rosas, salmones y negros, de fondos limpios y vuelos majestuosos... El mes pasado mi sueño se hizo realidad, además ya sea suerte, casualidad o magia, aún no lo sé, el caso es que casi sin pensarlo me vi conduciendo un coche desde Sevilla a Cádiz y apenas apareció la marisma a un lado de la autopista ya divisé un pequeño grupo de flamencos. Un día más tarde encontré al pie de una marisma de San Fernando, en Camposoto, otro grupo más numeroso que me regaló un vuelo espectacular por encima de mi cabeza. Vi allí mismo las pinceladas que aventuré y los colores de los que me enamoré. ¿Se puede pedir más? Si, por supuesto que sí: "Volver". ¿Se puede dar más? Si, por supuesto que sí: "Gracias a la persona que me llevó hasta allí: Matías. Y gracias a los que me acompañaron en el camino, Carlos, Carolina y Juan". Y hoy, de vuelta en casa, un poco perdida entre aquella ropa por acomodar y aquellos juguetes que recoger, un poco con las ganas contenidas de pensar sólo en el color, les presento algunos bocetos y las fotos que quedan de ese momento. Éstas últimas me gustan porque me veo como una ilustradora de campo muy contenta...